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Confines narrativos, literatura y periodismo

Durante seis años buscó información de aquellos asesinatos en el estado de Cansas City, EE. UU., incluso algunos de sus contemporáneos, como Norman Mailer, decían que si su trabajo era una novela, sería un fracaso, ya que esta es un producto de la imaginación. Después de todo, no fue así, y al final, Truman Capote terminó A Sangre Fría, considerada una de los clásicos del llamado Nuevo Periodismo.
Después de haber recorrido las tierras del norte de México junto al general Francisco Villa, John Reed escribió México Insurgente. En 1917 el periodista viajó a Rusia, conoce a Lenin y forma parte de la Revolución Rusa al lado de los Bolcheviques. Dos años después concluyó con un reportaje novelado: Diez días que estremecieron al mundo.
René Avilés Fabila señala que tanto el literato como el periodista van a la caza de temas para sus obras, que alimentan de tragedia, de personajes sucios y siniestros, señala en su obra: La incómoda frontera entre el periodismo y la literatura. Además, considera que tanto el escritor como el periodista deben poseer eso que Ernest Hemingway llamó "el detector de mierda", lo que permite dar con el tema adecuado y desarrollar la historia de forma precisa.
Algunas historias parecen tener un estilo Hollywood, donde los protagonistas son ladrones de poca monta que pasan por diversas peripecias y en una noche todo cambia, tal vez no para bien, pero crean una aventura y narrada por una pluma que sepa su oficio se vuelve memorable. En 2009, para ser precisos el 26 de abril, salió publicada en la revista Emeequis una crónica de Humberto Paggett titulada: Noche de perros en el Sanborns, donde se relata que un 29 de octubre, unos ladrones entraron a robar a un Sanborns ubicado en Buenavista, de la Ciudad de México; seis maleantes inexpertos, protagonizaron el asalto. Después, son rodeados por la policía, gracias a que no tenían la menor idea de lo que hacían. Sin más información, el final es hollywoodense. Esta historia le valió el Premio Nacional de Periodismo.
Se podrían mencionar novelas que fueron inspiradas en la realidad, muchas de ellas existen y marcan la dirección del periodismo o de la literatura, algunas escapan del tiempo, como en Crónica de una muerte anunciada, donde Gabriel García Márquez, avisa nuevas formas de relatar e interpretar el periodismo. Incluso, algunos críticos mencionan que fue la contestación a Capote y su A sangre fría.
Cuando Truman Capote descubre la diferencia entre escribir y escribir bien, se detiene, y sabe que hay aún más, escribir mucho mejor, así la búsqueda por satisfacer el contenido de sus obras toman un nuevo camino. Todo joven periodista, empieza de un punto, algunos con ventaja pues tiene un don divino. Sobre esto Capote mencionaba que: “Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y este látigo es para autoflagelarse” (en Música para camaleones). Sin embargo, hay quienes piensan que a falta de talento, la práctica constante es indispensable; agregaría, voluntad, disciplina y, por supuesto, pasión. Que más autoflagelo (gustoso) quemarse las pestañas leyendo a los titanes del periodismo y la literatura, y desgastarse las yemas de los dedos a base de pura practica literaria. Sin duda, para quienes se desarrollan en el oficio de las letras, es la mejor forma de aprender y estar preparados para la llegada de esa gran historia que tanto se busca.

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Por Ernesto Zisniega, periodista, editor y, en ocasiones, creativo. @ernestozf.