Youtube como definición del vacío

La producción de material audiovisual fue durante décadas espacio de acción para un grupo reducido de personas con los recursos suficientes para hacerse de material fílmico y estructurar una película, corta o larga, de proyección nacional o internacional. Por fortuna, esta tendencia cambió, ahora basta tener un teléfono inteligente, la motivación necesaria y seguir unos cuantos tutoriales para lograr hacerse de un espacio en la esfera de la comunicación digital. Con algo de entendimiento de lo que esperan los espectadores y un poco de suerte, casi cualquiera puede convertirse en una figura mediática. Pero… ¿todos ellos merecen serlo?

Youtube como definición del vacío
YouTube, de AlphaNet. (Img. PIxabay).

Cuando la Escuela de Frankfurt comenzó a debatir sobre el impacto de la cultura de masas sobre la alta cultura, el avance de las tecnologías aún no alcanzaba a entender la televisión como un fenómeno omnipresente; encontraba en el cine y en las aberraciones del Art Deco, el terreno plagado de formas aparentemente estéticas cuya finalidad era la comercialización masiva, ya fuera en sillas, floreros, ropa o cualquier otra cosa. Pero la tecnología avanzó y la ideología comercial lo hizo con ella. No sólo se conformaban con la simulación de lo artístico, tampoco se esconden las apariencias, y ha evolucionado para convertirse en una copia de la realidad, lo cual, funde el trabajo del creador con la cultura popular. En sus inicios, la industria cultural simulaba sus productos como algo de cierto valor estético, por ejemplo, una parte del éxito de los Beatles fue el acierto de su productor de sumar sonidos y efectos de la música clásica. Sería inimaginable escuchar Yesterday o el peculiar sonido de The Yellow Submarine sin estas aportaciones.
Pero, en la esfera de Youtube, el consumo de masa es descarado, las tendencias nacionales de la plataforma son una gala de la forma de hacer negocio de Alphabet. Y lo peor, no toma medidas para promover el espacio de creadores cuyo foco sea la reflexión o el aprendizaje. Sólo a través de su academia de creadores, hace esta acción, pero para reproducir contenido viral, sin más que el simple gag cómico, y muchas veces, carente de sentido. Sólo entretenimiento. ¿Sería tan difícil colocar una pestaña donde bajo el título de “aprende más” (o cualquier otro nombre) recomendara videos para salir del universo de gatitos tiernos, de morbo y noticias falsas? La respuesta es la siguiente: es sencillo pero no es necesario. Los creadores y la plataforma adquieren ingresos siguiendo la ley del mínimo esfuerzo y satisfacen a millones de usuarios al mismo tiempo.
De aquella descalificación del Art Deco, o la crítica del innecesario dramatismo de las películas o telenovelas del melodrama mexicano, se ha pasado a una programación vacía. ¿Cómo es posible que el video de una broma pueda tener 1.1 millones de vistas en menos de dos días? Esto es un indicio que las nuevas tecnologías han convertido a una sociedad que amaba ver y ser visto, a una sociedad en la que se pierden los referentes culturales y morales. Ya lo señalaba Lipovetsky, en la Era del Vacío, el individuo actual es un consumista con la personalidad de Narciso hedonista.
Ni en el más remoto de los casos, la finalidad de Youtube es educar o llamar a la reflexión, no. Para Alphabet, esta plataforma sociodigital es un negocio que a bajos costos genera grandes ganancias. Nunca van a cambiar si su público no lo demanda. Hay miles de canales propositivos, existen millones de horas de material bien elaborado, sustentado en fuentes serias y que reflejan el trabajo dedicado y reflexivo de sus creadores. Si el usuario promedio consumirá más de 40 minutos diarios de Youtube, sería bueno que fuera de alto contenido, y no solo un momento para cubrir el vacío.

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Por: Fernando Gómez Castellanos, periodista, y doctor en Comunicación por la UNAM. | Twitter: @Herr_Fer.