Matices nocturnales

Como se sabe en las artes, la forma dicta mucho del resultado final de la obra. Ya sea el género de la película, si se trata de un soneto o una sonata, el creador deberá ajustarse a los cánones académicos para que su obra sea aceptada como tal. Un haiku de media página sería irreconocible, del mismo modo, que una sinfonía sin cuatro movimientos. Sin embargo, el romanticismo en las artes, libró gran parte de estas trabas y concedió la facultad de crear formas a conveniencia y placer, en la que la idea y el individuo eran más importantes. Se crearon formas muy íntimas, que a la larga, fueron heredadas a las generaciones posteriores.

Frédéric Chopin, musico.
Frédéric Chopin. Img.Wikipedia.

Otro caso notable en el que la personalidad del creador y su estilo relucen, se da en los compositores de nocturnos. Frédéric Chopin muere en 1849, pero para ese entonces su legado, de 21 nocturnos (obras breves con distintos niveles de dificultad y lirismo), demuestran un catálogo profundo de su sensibilidad pianística. Sin embargo, la forma de nocturno no fue una invención suya, la retomó del compositor irlandés John Field, quien inventó el término, o al menos, la versión romántica de los mismos. Chopin superó en profundidad y fama la obra de su predecesor, y su legado llega hasta nuestros días.
La influencia no se limitó a Chopin, entre sus contemporáneos, la emulación de este estilo alcanzó a Schumann y a Liszt. Faltaría saber sí estos procuraron el modelo del irlandés o del polaco exiliado en Francia; pues Schumann consideró a Chopín “un genio” en la revista de crítica musical Allgemein Musikalische Zeitung. Liszt y Chopin sostuvieron una relación cercana de amistad y admiración mutua.
Johannes Brahms fue otro de los creadores que retomó la forma para una de sus obras. Él era opuesto a las ideas estéticas del romanticismo, defendía los cánones del clasicismo. Sólo compuso una pieza de este formato, Canto Nocturno.
En la escena impresionista, entre 1892 y 1899, Claude Debussy compuso una obra sinfónica llamada Tres Nocturnos, en la cual, cada una de sus partes era un nocturno. Debussy era un hombre de su tiempo; aunque no se consideraba impresionista, su obra refleja el interés por fragmentar el sonido para presentar un todo completo, como si se tratara de una acuarela puntillista. El título de cada una de estas secciones son: Nubes, Festivales y Sirenas.

johannes brahms
Johannes Brahms. Img. Wikipedia.

Gabriel Fauré, contemporáneo de Debussy, encontró en los nocturnos una de sus formas recurrentes en la composición para piano solo. En su haber se encuentran 13 de este tipo de piezas, compuestas entre 1875 y 1921, de las cuales, la última es considerada la mejor de la serie. Para noviembre de 1918, al finalizar la Primera Guerra Mundial, había un abismo en la creación artística; sin embargo, para 1920 perduraría la esencia del nocturno. El autor francés Eric Satie, reconocido por sus Tres Gimnopedias, publicó sus Nocturnos, un conjunto de cinco piezas, que fueron también sus últimas piezas para piano solo.
Esta influencia comenzada en la Irlanda de principios del siglo XIX, cruzó el océano y el tiempo, para situarse en México, en donde Manuel María Ponce compuso el Nocturno Chapultepec, una obra orquestal en la que el autor se inspira en el aura mágica del milenario bosque de la Ciudad de México.
Ignaz Moscheles, compositor y pianista nacido en Praga en 1794 en el seno de una familia judía de habla alemana, despreció los nocturnos, mencionó sobre ellos que eran unos gemidos mórbidos que amenazaban con perturbar su descanso nocturno. Pese a las críticas, su sonido perdura junto a los nombres de sus creadores, siguen siendo una referencia para adentrarse en el mundo de la música debido a su ligereza, breve duración e intensidad emocional.

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Por: Fernando Gómez Castellanos, periodista, y doctor en Comunicación por la UNAM. | Twitter: @Herr_Fer.