Las estrellas olvidadas del cine

La historia del cine se narra de la mano de sus actores y directores, de sus grandes movimientos artísticos, de sus periodos de crisis y renacimientos. El cine se ve, pero también se oye; por ello, la música es parte esencial de la experiencia fílmica, aunque en pocas ocasiones se destaque el trabajo de sus creadores. A continuación, una breve reseña sobre la banda sonora cinematográfica.

La pantera rosa, transmitida por primera vez en 1963.
La pantera rosa, serie animada, transmitida por primera vez en 1963.

Aquellos primeros filmes, en blanco y negro, cuando aún el debate era si se debían registrar historias ficticias o documentales, ya se reconocía la falta de un elemento sonoro. El cine no podía tener sonido sincronizado, así que toda aquella experiencia sonora era sustituida por los gestos dramáticos de sus actores y la existencia de orquestas en vivo para suplir tal carencia. No hacía falta mucho para ilustrar los pasajes de las películas, sólo presentar estados de ánimo acordes a lo mostrado visualmente. Se contrataba a músicos profesionales quienes tenían que componer e improvisar los acordes. Lamentablemente, no existen muchos registros sobre las piezas musicales o la forma en que se producían dichos efectos sonoros.
Cabe mencionar que en los primeros compases del arte fílmico, se acompañaba en vivo o mediante una grabación de música clásica a la proyección; así, era posible escuchar a Beethoven, Mozart o Chopin. La música no era tanto para ambientar una escena o describir un personaje, sino para disimular el notorio ruido del proyector. Más adelante, el espectador escucharía ritmos de ragtimes, melodías sincopadas en forma de marcha que posteriormente daría origen al jazz. Hacia 1915, con la profesionalización de la industria, también llegan los primeros compositores profesionales que de ex profeso generan piezas acordes a la película y hacia 1920 cada estudio cinematográfico contaba con su propio compositor.
Sin embargo, la práctica de generar una banda sonora para identificar a la película no era tan común, y sólo estaba disponible para grandes producciones. Así, los dibujos animados retomaban la música clásica para enriquecer sus tramas, ya fuera el Mickey Mouse, Bugs Bunny o Tom and Jerry, se escuchan los acordes de obras populares como El anillo de los nibelungos de Wagner o Sueño de una noche de verano de Mendelsohn, entre otras. Del mismo modo, en las películas del cine mexicano de la época de oro se escuchan los acordes de Chopin y Chaikovski para añadir más dramatismo a sus historias.
Fue hasta los sesenta y setenta cuando la música adquiere un notable protagonismo, incluso en los dibujos animados. Como muestra, Henry Mancini crea los compases sugerentes de la Pantera Rosa; por su parte, Monty Norman compone la poderosa melodía que acompaña a James Bond desde 1962, Al servicio de su majestad; y ni que decir de los compases provistos por Nino Rota para El padrino, de Francis Ford Coppola, tan míticos como los gestos de Marlon Brandon caracterizando a don Vito Corleone.
A partir de este momento, se incrementó el rol de los compositores de las bandas sonoras y su notoriedad dentro de la producción cinematográfica. Surge otro tipo de autores que se convierten en una especie de estrellas: John Williams (Tiburón, Star Wars, E.T., Indiana Jones, Harry Potterm entre otras), James Horner (Corazón valiente, Titanic, Avatar), Hans Zimmer (El rey león, Gladiador o El origen), James Newton Howard (Sexto sentido, El planeta perdido, Juegos del Hambre I) o Alan Silvestri (Volver al futuro, Forrest Gump, Los vengadores), entre otros. La historia de la música en el cine demuestra como el talento debe ser reconocido y que cada pieza de la obra tiene la misma relevancia para el producto final. La música se transformó de un escondite para el poco refinamiento técnico de los proyectores a ser obras artísticas dignas de ser interpretadas en diversos espacios, tales como orquestas internacionales, tales como Cinccinatti Pops o Boston Pops (la cual incluso fue dirigida de 1980 a 1995 por John Williams). Sin duda, las bandas sonoras son una buena razón para dar a las películas una categoría de culto.

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Por: Fernando Gómez Castellanos, periodista, y doctor en Comunicación por la UNAM. | Twitter: @Herr_Fer.