La cuestión del amor es una vulgaridad y un lugar común. Todos creemos saber sobre este concepto, pues lo hemos vivido, explorado y filosofado desde siempre, sin embargo, sigue siendo materia oscura, un reino enigmático y confuso. El libro Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la historia, de Rosa Montero, trata sobre este fuerte vínculo amoroso que hace a los amantes proclamar revoluciones o caer en el oscuro círculo del suicidio.
Amores y pasiones, Rosa Montero. |
Estas historias se centran en las características del amor enajenante, de esas relaciones que se realizan con dificultad y sufrimiento. De la idea del amor como droga, de un territorio que está más allá del bien y del mal. “En el mundo de los amantes no existen otras leyes que las de la pasión”.
Si nos entregamos a la pasión es porque gracias a él podemos evadirnos de nuestra asfixiante individualidad, de ese encierro del yo que nos condena a nuestra propia y solitaria muerte. “De manera que amar significa drogarse, perderse, buscar lo inalcanzable”.
La mayoría de las historias de amor más conocidas son atroces, señala Montero, puesto que la pasión es un espejismo. Y siempre resultan más interesantes las historias de los demás, ya que de ellas conocemos el embeleso a diferencia de la nuestra donde sabemos lo áspero de lo real.
Otra característica de este tipo de relaciones es el desequilibrio de los amantes, que cuando es muy grande, caen en el terreno de lo enfermizo. Sin embargo, cada historia tiene aspectos únicos, no solo por los personajes que las forman, sino por la intensidad de pasión que desbordan.
La obra nace como sugerencia de Alex Martínez Roig, redactor en jefe del suplemento cultural dominical del periódico El País. La tarea original fue realizar una serie de textos sobre grandes pasiones de la historia. Se publicaron entre 1997 y 1998.
Para realizar la obra, Rosa Montero, se documentó y contrastó la información. El objetivo no era lograr una investigación académica, sino conseguir datos concretos para interpretar y recrear la vida de los personajes. Intentó vivir dentro de ellos como si fueran personajes de ficción, el resultado es abiertamente emocional.
Entre las historias que conforman esta obra se encuentra la de Hernán Cortés y La Malinche; la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto; Elizabeth de Austria (Sisi) y el emperador Francisco José; John Lennon y Yoko Ono. Y, para los amantes de la literatura, las historias de escritores famosos serán gratas, entre ellas están la de Robert Louis Stevenson y Fanny Vandegrift; León y Sonia Tolstoi; Lewis Carroll y Alice Linddell, Oscar Wilde y lord Alfred Douglas; y una que atrae mucho por la intensidad que desborda, es sobre dos conocidos poeta malditos: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.
Rimbaud pasaba horas estudiando libros de ocultismo e iluminismo en la biblioteca de su pueblo natal. En ese periodo desarrolló su teoría literaria del vidente, la que indicaba que el poeta era un transmisor y traductor de la divinidad. “Llegó a creer que con ayuda de las drogas y la magia, podía llegar a fundirse con Dios”.
En septiembre de 1971, Rimbaud conoció Paul Verlaine, quien sería su compañero de infierno.
Verlaine causaba menos miedo que Rimbaud pero era más peligroso. Sus amigos decían que “tenía una fealdad intensa… y padecía un físico catastrófico”. Y a pesar de tener un gran capital “Verlaine siempre tuvo miedo de ser débil”, quizá por ello, su carácter agresivo.
Los dos poetas construyeron una relación enferma y sadomasoquista. Rimbaud torturaba a Paul de mil maneras: lo insultaba y le contaba los crímenes que pensaba cometer. “A pesar de esto se atraían mucho sexualmente”. Su relación duró dos intensos años, tan que Paul casi mata a tiros a Rimbaud.
•Rosa Montero, Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la historia, Alfaguara, México, 2000.
Si nos entregamos a la pasión es porque gracias a él podemos evadirnos de nuestra asfixiante individualidad, de ese encierro del yo que nos condena a nuestra propia y solitaria muerte. “De manera que amar significa drogarse, perderse, buscar lo inalcanzable”.
La mayoría de las historias de amor más conocidas son atroces, señala Montero, puesto que la pasión es un espejismo. Y siempre resultan más interesantes las historias de los demás, ya que de ellas conocemos el embeleso a diferencia de la nuestra donde sabemos lo áspero de lo real.
Otra característica de este tipo de relaciones es el desequilibrio de los amantes, que cuando es muy grande, caen en el terreno de lo enfermizo. Sin embargo, cada historia tiene aspectos únicos, no solo por los personajes que las forman, sino por la intensidad de pasión que desbordan.
La obra nace como sugerencia de Alex Martínez Roig, redactor en jefe del suplemento cultural dominical del periódico El País. La tarea original fue realizar una serie de textos sobre grandes pasiones de la historia. Se publicaron entre 1997 y 1998.
Para realizar la obra, Rosa Montero, se documentó y contrastó la información. El objetivo no era lograr una investigación académica, sino conseguir datos concretos para interpretar y recrear la vida de los personajes. Intentó vivir dentro de ellos como si fueran personajes de ficción, el resultado es abiertamente emocional.
Entre las historias que conforman esta obra se encuentra la de Hernán Cortés y La Malinche; la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto; Elizabeth de Austria (Sisi) y el emperador Francisco José; John Lennon y Yoko Ono. Y, para los amantes de la literatura, las historias de escritores famosos serán gratas, entre ellas están la de Robert Louis Stevenson y Fanny Vandegrift; León y Sonia Tolstoi; Lewis Carroll y Alice Linddell, Oscar Wilde y lord Alfred Douglas; y una que atrae mucho por la intensidad que desborda, es sobre dos conocidos poeta malditos: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine.
Idilio de los poetas malditos
Arthur Rimbaud desde niño fue brillante, ganaba todos los premios escolares; sin embargo, sus profesores le temían. “Asustaba porque definitivamente era extraño… A los 16 años era un oscuro provinciano que escribía versos turbadores”.Rimbaud pasaba horas estudiando libros de ocultismo e iluminismo en la biblioteca de su pueblo natal. En ese periodo desarrolló su teoría literaria del vidente, la que indicaba que el poeta era un transmisor y traductor de la divinidad. “Llegó a creer que con ayuda de las drogas y la magia, podía llegar a fundirse con Dios”.
En septiembre de 1971, Rimbaud conoció Paul Verlaine, quien sería su compañero de infierno.
Verlaine causaba menos miedo que Rimbaud pero era más peligroso. Sus amigos decían que “tenía una fealdad intensa… y padecía un físico catastrófico”. Y a pesar de tener un gran capital “Verlaine siempre tuvo miedo de ser débil”, quizá por ello, su carácter agresivo.
Los dos poetas construyeron una relación enferma y sadomasoquista. Rimbaud torturaba a Paul de mil maneras: lo insultaba y le contaba los crímenes que pensaba cometer. “A pesar de esto se atraían mucho sexualmente”. Su relación duró dos intensos años, tan que Paul casi mata a tiros a Rimbaud.
•Rosa Montero, Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la historia, Alfaguara, México, 2000.
---- De la redacción, Apóstrofe.