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Memoria en ruinas de Rodrigo Garnica. |
En esta novela no podemos salvo contemplar la demolición del personaje, en el sentido en que el buen Fitzgerald apuntaba en The Crack-Up:
"Claro, toda vida es un proceso de demolición, pero los golpes que llevan a cabo la parte dramática de la tarea —los grandes golpes repentinos que vienen, o parecen venir, de fuera—, los que uno recuerda y le hacen culpar a las cosas, y de los que, en momentos de debilidad, habla a los amigos, no hacen patentes sus efectos de inmediato. Hay otro tipo de golpes que vienen de dentro, que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo con respecto a ellos, hasta que se da cuenta de modo definitivo de que en cierto sentido ya no volverá a ser un hombre tan sano. El primer tipo de demolición parece producirse con rapidez, el segundo tipo se produce casi sin que uno lo advierta, pero de hecho se percibe de repente".
En Memoria en ruinas un hecho en el núcleo familiar detona este proceso de demolición antes quizá que la misma enfermedad terminal del personaje, lo que puede salvar al protagonista es salir de la vida tal y como la conoció, esta demolición podría llevar al personaje a una vida menos burguesa y menos alienada. El personaje-escritor quiere escribir; no sabemos a qué obra se dedica con tanto ahínco pero sabemos que esta obsesión que lo atraviesa es el motor de sus acciones.
A lo largo de la novela, sabremos más de la vida del personaje que de la obra a la que aspira: sabremos que su matrimonio ha sufrido un duro golpe, que quizá ha trabajado demasiado toda la vida y que el amor se le vuelve a presentar en una mujer que promete otras pulsiones —que hasta ahora había dejado a los confines del matrimonio—. El autor, Rodrigo Garnica (1942), es un psiquiatra que ha dedicado parte de su vida a la escritura, la novela La Pregunta (2004) ganó el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero y Los ácratas (2012) el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada, no estamos ante un autor novato, ni ante un psiquiatra que escribe, sino ante un escritor que ha pensado la escritura misma, que conoce el malestar en este acto, y en el caso de esta novela rastrea obsesiones mediante un personaje pequeño burgués a diferencia de su novela Los ácratas (2012) cuyos personajes anarquistas pertenecen a los barrios bajos de la Ciudad de México.
Garnica piensa la muerte del escritor su vejez, el fin natural, pero no el fin de la escritura:
"Pienso en Hemingway, en sus monumentales borracheras en la soledad absoluta, sentado en la parte trasera de su automóvil, la cantina que había adaptado al vehículo y el chofer sumiso que seguía la ruta de las corridas de toro en España por indicaciones de su patrón. Pienso en las borracheras de Faulkner, una de las cuales le costó la vida al caer de un caballo quizá tan borracho como él. Y pienso en el caso de Joseph Roth que me contó mi médico, su espantosa muerte debida, no al delirio que lo atacó, sino a la estupidez de los enfermeros del hospital por amarrarlo, ocasionando que la angustia de ser devorado por las ratas que alucinaba lo llevaron al límite de su resistencia. No se me escapa del recuerdo aquella vieja película con Ray Milland, Días sin huella, en la que el escritor alcohólico llega al extremo de empeñar su máquina de escribir para poder comprar una botella de Whisky. ¡Un escritor empeñando su máquina de escribir! Como si un cirujano empeñara su bisturí. Como si yo alucinara y estuviera a punto de empeñar mi vida, es decir, mi Meisterstück de Montblanc, y tirara a la basura mis cuadernos en octava".
Memoria en ruinas forma parte de una trilogía cuya precuela fue editada por la misma editorial con el título Memoria ofendida (2017). Sin duda la obra de Rodrigo Garnica es una que conoce bien la escritura como una forma de renuncia.
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A lo largo de la novela, sabremos más de la vida del personaje que de la obra a la que aspira: sabremos que su matrimonio ha sufrido un duro golpe, que quizá ha trabajado demasiado toda la vida y que el amor se le vuelve a presentar en una mujer que promete otras pulsiones —que hasta ahora había dejado a los confines del matrimonio—. El autor, Rodrigo Garnica (1942), es un psiquiatra que ha dedicado parte de su vida a la escritura, la novela La Pregunta (2004) ganó el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero y Los ácratas (2012) el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada, no estamos ante un autor novato, ni ante un psiquiatra que escribe, sino ante un escritor que ha pensado la escritura misma, que conoce el malestar en este acto, y en el caso de esta novela rastrea obsesiones mediante un personaje pequeño burgués a diferencia de su novela Los ácratas (2012) cuyos personajes anarquistas pertenecen a los barrios bajos de la Ciudad de México.
Garnica piensa la muerte del escritor su vejez, el fin natural, pero no el fin de la escritura:
"Pienso en Hemingway, en sus monumentales borracheras en la soledad absoluta, sentado en la parte trasera de su automóvil, la cantina que había adaptado al vehículo y el chofer sumiso que seguía la ruta de las corridas de toro en España por indicaciones de su patrón. Pienso en las borracheras de Faulkner, una de las cuales le costó la vida al caer de un caballo quizá tan borracho como él. Y pienso en el caso de Joseph Roth que me contó mi médico, su espantosa muerte debida, no al delirio que lo atacó, sino a la estupidez de los enfermeros del hospital por amarrarlo, ocasionando que la angustia de ser devorado por las ratas que alucinaba lo llevaron al límite de su resistencia. No se me escapa del recuerdo aquella vieja película con Ray Milland, Días sin huella, en la que el escritor alcohólico llega al extremo de empeñar su máquina de escribir para poder comprar una botella de Whisky. ¡Un escritor empeñando su máquina de escribir! Como si un cirujano empeñara su bisturí. Como si yo alucinara y estuviera a punto de empeñar mi vida, es decir, mi Meisterstück de Montblanc, y tirara a la basura mis cuadernos en octava".
Memoria en ruinas forma parte de una trilogía cuya precuela fue editada por la misma editorial con el título Memoria ofendida (2017). Sin duda la obra de Rodrigo Garnica es una que conoce bien la escritura como una forma de renuncia.
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Si te interesa conseguir Memoria en ruinas lo puedes hacer, entre otros sitios, aquí:
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Reseña: Federica Ortiz.
Reseña: Federica Ortiz.