La importancia de saber cómo se representa a San Valentín

El santoral es uno de esos listados interminables e ignorados por la mayoría, y con razón, ¿a quién le importa el día en que se conmemora a San Serapio? Una situación un poco más notoria se presenta en torno a Santa Cecilia, pues se relaciona con los mariachis como patrona de los músicos. Todavía más conocido es San Judas Tadeo, encargado de las causas perdidas, y San Antonio de Padua, a quien se coloca de cabeza para salir de la soltería. Pero existen otros personajes más populares que lejos de su origen secular, se han convertido en una fiesta popular, y otros de consumo, tal como sucede con San Valentín.

El significado de San Valentín y sus representaciones simbólicas.
El significado de San Valentín y sus representaciones simbólicas.


En primer lugar, debe señalarse que las representaciones iconográficas, las creencias asociadas y las formas de celebrar los santorales son una convención social. Son mitos respecto a ciertos personajes relevantes para la iglesia católica, que con el transcurrir de los años, vieron como su representación fue estandarizada para ser comunes entre todos los creyentes. Al día de hoy, para quienes sean devotos, sería inimaginable un Cristo no crucificado o un San Antonio de Padua que no lleve a un Niño Dios en sus brazos.
Pero una representación uniforme para la comunidad católica es sólo el principio para originar una celebración, pues crea un apego. Siguiendo con el ejemplo de San Antonio de Padua, si no fuera porque es a quien se pone de cabeza para dejar la soltería, no tendría tal difusión. Con esta dicha acción, ya se tiene una imagen y una razón para creer en él. Pero, ¿qué pasa con figuras como San Valentín cuya tradición se desvió con los años e incluso no tiene una imagen convencionalizada?
Cuenta la historia que en tiempos de la antigua Roma, San Valentín fue un clérigo que celebraba matrimonios en contra de las órdenes de cierto emperador, por tal motivo fue ejecutado. Así, al recordar la labor de este personaje es reconocer el poder del amor y el compromiso de las personas que se aman para unirse sin importar poner en riesgo sus vidas. Sin embargo, su historia como celebración católica tiene sus peculiaridades.
La llegada de esta celebración, al igual que la Navidad, sustituyó una fiesta pagana. San Valentín se fijó en el calendario litúrgico el 14 de febrero, misma fecha en que se celebraba la transición de los varones adolescentes a hombres maduros y fértiles. Así, en su comienzo, la fecha ya aludía a la unión amorosa, pero en un tono más mitológico y carnal.
En uno de esos giros a través de los cuales se cambian las tradiciones, la adoración a las fuerzas de la naturaleza se transformaron en una celebración al amor y a la fe católica mediada por la figura del santo correspondiente. Y así lo fue hasta el año 1969, cuando el Concilio Vaticano II, al mando del papa Pablo VI, eliminó su festejo.
Es imposible negar o afirmar la existencia de un tal San Valentín, también es innegable que una persona anónima ejerció la acción contada por esta historia. Todavía es más difícil tener una fuente fidedigna sobre su apariencia o una convención comercial sobre su representación, como es el caso del rechoncho hombre vestido de rojo, que alguna vez fue un santo relacionado con los niños, pero que ahora, es símbolo de la Navidad y la felicidad entendida como regalos.

A manera de recapitulación, antes de abordar el punto final. Hasta el momento se ha propuesto la existencia de tres tipos de santos, en función de su representación:

A) aquellos quienes son irrelevantes para las personas, por ser simples nombres raros en el calendario.

B) Otros que son significativos por la causa que defienden.

C) Otros cuyo máximo y quizá único exponente es San Nicolás, que al convertirse en Santa Claus, perdió su carga religiosa para ser otra cosa.

Pero puede hablarse de otro tipo de representación, más específica para el caso de San Valentín, cuya reflexión es pertinente debido a las creencias, prácticas y significaciones relacionadas con esta celebración y que definen lo que se entiende como una fiesta de amor y amistad.
Como ya se señaló, San Valentín no cuenta con una convención iconográfica, por esta razón puede ser representado por una multitud de figuras, más en alusión a su celebración que a su figura. Se concede razón a estas manifestaciones de significar la fiesta de San Valentín porque la figura de un sacerdote cristiano del Siglo III es muy poco romántica, además de no ser representativo de esos sentimientos o lo que quiere aludir cuando se habla del amor y la amistad.

Corazones y chocolates para el Dia de San Valentín
Corazones y chocolates para el Dia de San Valentín.

Un corazón y unos chocolates son objetos que culturalmente se han constituido como símbolos del amor. El corazón es indispensable para la vida y los chocolates son un estimulante de los sentidos; así, significan por metonimia. Cupido también lo es, aunque mediante un mecanismo alegórico. Si no hubiera un acuerdo, pensar en un niño obeso que flecha corazones sería un tanto aterrador. También, los besos y abrazos son representativos del amor por sinécdoque. Pero es necesaria una explicación más elaborada al respecto.
Lo importante que queda para reflexionar es que son símbolos del amor y la amistad vacíos en sí mismos. Los sentimientos son una experiencia individual y, por lo tanto, la generalidad de una rosa ya sea roja, blanca, amarilla o rosa no expresa la unicidad de la situación.
El mayor símbolo de esos afectos son esa foto o ese recuerdo de aquellos quienes ocupan un lugar en el corazón y su mejor homenaje es hacer ese lindo presente a través de las acciones de todos los días.


Mtro. Fernando Gómez Castellanos, comunicador y comunicólogo, interesado en dar sentido a los pequeños detalles que dan significado a las interacciones cotidianas, sean grandes o pequeñas. Es imposible no comunicar, tanto como lo es, no intentar buscar sentido donde tal vez no lo hay. Comprender y aprender de ello es mi misión. | Twitter: @Herr_Fer