Crónicas de un Dragón Nocturno | Esquizofrenia en la tribu


El tiempo se despedaza, se reduce a mínimos recuerdos importantes e insignificantes. La dualidad, siempre la maldita dualidad, “Porque donde hay todo también hay nada”, dijo un prolífico escritor… y nada es lo que queda. Nada… como la negra noche en el oscuro sendero del bosque por el que caminas, es como estar atrapado en un trozo de obsidiana sin bruñir, todo es penumbra, como las entrañas de Cipactli, un abismo sin luz ni esperanza, y la luz de tu destartalado celular no alcanza más que para alumbrar medianamente el accidentado camino cuesta arriba, camino al fin. El destino, una cabaña que promete Black Metal y la hermosa bajista de la banda E… que te trae loco.

Crónicas de un dragón nocturno esquizofrenia en la tribu, de Rob Muerto.
Crónicas de un dragón nocturno - Esquizofrenia en la tribu, de Rob Muerto.

La luz va opacando la oscuridad como si el monstruo mitológico abriera sus fauces para dejar salir al cautivo. Algo no cuadra, a veinte metros se vislumbra la cabaña, la luz viene de ella, pero de su interior sale un fuerte ruido de música de banda; una promesa de peligro te hace dudar, sin embargo te acercas, cauteloso. ¿Lo recuerdas? Peligro y mujeres siempre van de la mano cuando se trata de ti y tu búsqueda de compañera. Desde la primaria se firmó tu sentencia: ella, su primo y el incesto; tus compañeritos te advirtieron, “está loco, dice que si P… tiene novio, él lo va a matar”. No les creíste y no te importó, mírate ahora… A la puerta de la cabaña, dos muchachas ¿gordibuenas? Platican
—Disculpen, ¿es aquí la tocada?
—Sí, pásale.

Ahí la ves, riendo, platicando y bebiendo con sus amigos. No te mira, no le importas ¿No te das cuenta? Se te acerca el músico que te invitó, te saluda, platican. ¿Quién ese señor gordo que se te acerca con cuchillo en mano? El cuchillo es para la carne que prepara en el bracero. Te extiende la mano libre mientras empuña en la otra el cuchillo cebollero

—Entonces eres tú— te dice.
—¿Yo, qué?— respondes.
—¡Eres tú!
—¿¡Yo, qué!?— te aprieta la mano y respondes igual. De una carcajada te suelta y te invita a “divertirte”. Esto no pinta bien, deberías quitarle el cuchillo y matarlos a todos, no tienen armas, sólo ese cuchillo y el tenedor gigante “¿Por qué no te callas y me dejas tranquilo de una vez?” Eso, así, habla conmigo pero mentalmente, no queremos que piensen que estás loco, como aquella vez que me gritaste en medio del tianguis nocturno de Chalco, ¡vaya teatrito que montaste!…

Ya está tocando tu amorcito ¡Mírala, qué bien ejecuta su instrumento! Y esas caderas, esa cinturita, su hermoso cabello ondulado agitándose al ritmo del Black Metal. Al menos antes de comenzar a tocar, se te acercó y te convidó de su caguama, más porque estabas con el guitarrista de su banda, pero te sonrió, ¿no es así? Un momento, observa, todos esos tipos la miran con lasciva ¡Toma el cuchillo, mátalos de una buena vez, quédate con ella nadando en una piscina de sangre! ¡Debe ser tuya, tuya y de nadie más! “¡Estás loco! Déjame escuchar la música ¡Cállate ya!” Mejor acércate a su hermana, ya te lo dijo el guitarrista, está mejor, la del bajo está muy flaca… No, sé que no lo harás, estás idiotizado con ella, deberías matarla también «¡Cállate, mierda!»

Ya terminó de tocar tu amor platónico, dime ¿Qué se siente que a pesar de estar a su lado ni se digne a mirarte a los ojos? ¿Qué sientes cuando ignora tu pobre intento de ligar? Mira a tu alrededor, se ríen de ti a discreción, han notado tus intenciones mediocres. Bebe más cerveza y olvídala, campeón. ¿Recuerdas a la chica oscura del sur? S… se llamaba ¿No? Al menos ella sí te miraba a los ojos y quería hacer vida contigo; puro interés, ¿cierto? Pero con ella podrías estar en la luna, no en esta mugrienta cabaña en medio del bosque “¿Por qué me la recuerdas? ¿Por qué te gusta herirme con mis propios recuerdos?” Yo no te hiero, tú te hieres solo…

Ya todos están borrachos, tu amorcito también, llora desconsolada en su ebriedad “porque toca muy mal”. Es una lástima que rechazó tus intentos de consuelo, te miró con lástima. Merece morir, toma el cuchillo ya, alivia su dolor de la mejor manera, y de paso mata a los demás, esos pseudometaleros que ahora escuchan banda a todo volumen “Tienes razón, debería hacerlo, pero, está mal, ¡es malo matar!” El mal no existe, es una construcción social sin fundamentos sólidos ¡Toma el cuchillo ya! El viejo gordo también está borracho, deberías comenzar con él por la ofensa que te hizo al llegar “¡No, cállate ya, por favor!” También estás ebrio, mira cómo te tambaleas, ahora tienes el valor en la cabeza y el corazón. Cierra la puerta primero y así nadie podrá escapar. ¡Toma el cuchillo, eso es! ¡Ve con el gordo aquel ¡Sí, así! ¡Siente la sangre en tus manos, en tu rostro! Es tibia y hermosa, ¡brilla espectacular! Ahora con ese grupillo de ahí, ¡Sí, sigue así! Míralos, mira sus rostros de pánico, lloran como bebés, nadie puede contigo ¡Ofrenda todas esas cabezas a la noche, a Mictlantecuhtli! Que naden en su propia sangre tratando de huir con la fuerza que les queda ¡No dejes a nadie vivo! No, a ella déjala para el final, así no habrá distracción y podrás declararle tu amor ¿A tu amigo guitarrista? Déjalo vivo, alguien debe contar tu historia… 

Un hecho sin precedentes ocurrió en una cabaña del bosque de S… durante un concierto particular de Metal. Uno de los asistentes, con posible trastorno mental y bajo la influencia del alcohol, realizó una carnicería asesinando con un cuchillo y a sangre fría a todos los presentes, dejando únicamente a un integrante de la banda E… con vida. El sobreviviente declaró que el culpable se volvió loco de repente, dejando sólo con vida a él y a una de las integrantes de la agrupación musical; sin embargo, después de declararle su amor a ella y ser rechazado rotundamente, también terminó con la vida de la joven, acto seguido, el perturbado homicida intentó quitarse la vida enterrándose el cuchillo en el estómago. Los paramédicos que asistieron al lugar de los hechos lograron salvarle la vida al asesino, que ahora se encuentra custodiado por la fuerza policial en el Hospital de Z… El sobreviviente se encuentra ahora bajo el cuidado del hospital psiquiátrico de V… debido al tremendo shock que le causó ver tal acto de barbarie. 

Rob Muerto es escritor, colaborador en diversos medios literarios, uno de los fundadores de la revista: Cómo ChoreArte, y de la Editorial Perro Muerto.  Contacto: robmuerto85@gmail.com