Impunidad a la Shakespeare

«Los feminicidios reflejan la salud de la sociedad. Miden la capacidad de las autoridades para evitar, resolver y/o castigar a los responsables. Si ésta falla, o no existe, como sucede en muchas ciudades de nuestro país, los asesinatos se reproducen y dan pie a su repetición. La impunidad permite y cataliza feminicidios. Las noticias sobre feminicidios en nuestra nación rebasan fronteras». 
Arnoldo Kraus.

Impunidad a la Shakespeare, de Ian Yetlanezi Chávez.
Impunidad a la Shakespeare, de Ian Yetlanezi Chávez.

El sol se deslizaba por las cortinas y cada hilo de luz me decía que aún tenía tiempo para terminar mi labor: limpiar el semen de su espalda y quemar la ropa. El motel estaba infestado de familias que iban de vacaciones más que de parejas fornicando, aunque eso no era impedimento para sacar a la chica del cuarto y ponerla en la cajuela. Cada habitación tenía su propio garaje y estaba protegido por una cortina que no permitía observar a otros lo que estaba sucediendo. La dificultad fue someterla en el auto, taparle la boca, amarrarla y clavarle el cuchillo hasta que muriera. No soy un asesino por vocación, si es que eso llegara a existir, sino alguien con las ansias de romper todos esos clichés que se llaman valores. ¿Hasta qué punto asesinar se volvió un crimen? No sé, pero siempre he pensado que la maldad es una reacción ante el miedo a la muerte. La religión nos ha entregado esa mentira, y como borregos hemos seguido sus reglas sin cuestionar que, tal vez, cada acción humana no es otra cosa que una imposición inconsciente de lo que se nos ha implantado en la cabeza. No tengo un problema psicológico ni conflictos en la infancia que determinaron mi comportamiento. Toda la vida las personas se han portado bien conmigo, sólo que estoy harto de seguir las reglas: la vida es un instructivo regido por intereses divinos. ¿Bien y mal? ¿Naturaleza y desviación? Palabras, argumentos, discursos, sólo son eso. Lo que hace falta es acción: subir a la chica en la cajuela y abandonarla donde sea. A fin de cuentas, si encuentro un páramo, es necesario dejar el bulto ahí. Algún sujeto puede encontrarla y maldecir todo lo que quiera, tal vez lamentar. La ley, otro concepto absurdo, buscará al culpable, pero fui inteligente, interrogué a la mujer: no hay dinero para financiar su investigación en México. ¿Esperar justicia por ella? Eso pueden decir muchos, pero si alguien limpia bien todas las pistas y deja que el sol y la tierra consuman ciertas partes del cuerpo, entonces nunca podrán encontrarme. Además, me percaté de que las cámaras sólo me filmaran a mí: ¿Cómo se puede investigar a un hombre que entra solo y sale del motel sin compañía? No hay caso por investigar si alguien sabe actuar normal. La normalidad ha destruido todo lo que conocemos: nada es normal, esa es mi única defensa. Sin embargo, mis reflexiones no importan. Lo que es necesario es actuar: limpiar el semen de la espalda, quemar la ropa y tirarla en un páramo o en aguas negras. ¡Da igual! Alguien la buscará y yo continuaré explorando los clichés que se le imponen a la palabra maldad. Es probable que después le toque alguien más. Lo importante en este momento es buscar un lugar para tirarla y continuar mi trabajo.

Impunidad a la Shakespeare, de Ian Yetlanezi Chávez Flores, publicado originalmente bajo el sello de Editorial Perro Muerto, en julio de 2018.