Una hora después de tu muerte
Recibir la noticia de tu partida fue muy extraño para mí, fue un momento donde creía que guardar la calma era prudente, tal vez pretendía que me encontraba preparada para afrontar lo irremediable y avancé por esa casa vacía buscando a alguien en quien depositar las malas noticias para poder llorarte.  |
| Bitácora a Margarita, relato de la escritora Margery Salazar Yado. |
Un día después…
Yo aún no me creo tu partida, entro en la casa y espero encontrarte, una casa en donde crecí y hoy me hace sentir tan extraña, el lugar donde tú y yo compartimos un sinfín de historias y junto a mis hermanas fue nuestro refugio. Eso nunca volverá. Gracias por venir a consolarme tocando mi espalda con tus uñas largas, pues supe que eras tú diciendo “aquí estoy mi niña, aquí estoy”.
Una semana…
Por ahora no hay mucho que yo pueda hacer, porque jamás había sentido tanto una pérdida. Despierto en las noches y me duele el alma, pues yo nunca había visto el mundo con el color que toma cuando sabes que ese ser amado ya no está. Todo el tiempo mí boca está amarga, la nostalgia nubla mi cabeza y se me hace un sueño muy malo haberte visto en ese ataúd. Por ahora no hay mucho que yo pueda hacer.
Un mes sin ti
Te pienso y te vuelvo a buscar, como si aún estuvieras aquí, como si al llamar fueras a contestarme. Me duele tu ausencia, pues desde tu partida, conozco el dolor en el pecho que provoca la muerte de alguien amado y poco a poco me voy dando cuenta que de ahora en adelante la vida será así, me asusta aceptar que no puedo hacer nada para detener el tiempo y me consuelo al pensar que un día nos reencontraremos.
En las noches aún te lloro, porque es muy pronto para mitigar el dolor, me oculto en la obscuridad para que nadie vea la angustia de mi llanto y poco a poco me quedo dormida, pensando que tú, no nos dejabas dormir después de llorar.
No olvido ese último beso que te di en la frente, porque quería decirte que te amaba y mejor te lo demostré.
Dos meses...
Te extraño, quisiera abrazarte y decirte que te quise mucho, que aún te quiero y me arrepiento del tiempo lejos de ti. No olvido como me decían que no me parezco a nadie de ustedes y eso siempre me hizo sentir ajena, hoy sé que fue un error alejarme de ti por eso, un error que no puedo remediar pues te has ido y hoy deseo tanto un abrazo tuyo.
Cuatro meses de tu partida
Parece una eternidad, la vida ha seguido día a día sin poder detenerla, pero parece una eternidad sin ti, sin tus llamadas de buenos días, sin tu sopa aguada, sin tus charlas de extraños, sin ti. Yo he seguido sin duda con lo mío, a veces instintivamente pienso en llamarte y un vuelco en el corazón me recuerda tu ausencia, entonces me pongo gris un momento, la melancolía me ataca con recuerdos y lloro un poquito.
Hoy te lloro mucho porque te estoy escribiendo y quisiera gritar de dolor por no tenerte, me desespero y me muerdo las uñas, me tallo los ojos y doy tragos grandes de lágrimas… entonces, despierta el pequeño angelito que duerme a mi lado y regreso a la vida, para ver en él una cara tuya y darme cuenta que sigues aquí cuidándome y siempre lo harás.
Bitácora a Margarita
es un relato de la escritora Margery Salazar Yado, publicado originalmente por
la Editorial Diente de León, en 2018.
Yo aún no me creo tu partida, entro en la casa y espero encontrarte, una casa en donde crecí y hoy me hace sentir tan extraña, el lugar donde tú y yo compartimos un sinfín de historias y junto a mis hermanas fue nuestro refugio. Eso nunca volverá. Gracias por venir a consolarme tocando mi espalda con tus uñas largas, pues supe que eras tú diciendo “aquí estoy mi niña, aquí estoy”.
Una semana…
Por ahora no hay mucho que yo pueda hacer, porque jamás había sentido tanto una pérdida. Despierto en las noches y me duele el alma, pues yo nunca había visto el mundo con el color que toma cuando sabes que ese ser amado ya no está. Todo el tiempo mí boca está amarga, la nostalgia nubla mi cabeza y se me hace un sueño muy malo haberte visto en ese ataúd. Por ahora no hay mucho que yo pueda hacer.
Un mes sin ti
Te pienso y te vuelvo a buscar, como si aún estuvieras aquí, como si al llamar fueras a contestarme. Me duele tu ausencia, pues desde tu partida, conozco el dolor en el pecho que provoca la muerte de alguien amado y poco a poco me voy dando cuenta que de ahora en adelante la vida será así, me asusta aceptar que no puedo hacer nada para detener el tiempo y me consuelo al pensar que un día nos reencontraremos.
En las noches aún te lloro, porque es muy pronto para mitigar el dolor, me oculto en la obscuridad para que nadie vea la angustia de mi llanto y poco a poco me quedo dormida, pensando que tú, no nos dejabas dormir después de llorar.
No olvido ese último beso que te di en la frente, porque quería decirte que te amaba y mejor te lo demostré.
Dos meses...
Te extraño, quisiera abrazarte y decirte que te quise mucho, que aún te quiero y me arrepiento del tiempo lejos de ti. No olvido como me decían que no me parezco a nadie de ustedes y eso siempre me hizo sentir ajena, hoy sé que fue un error alejarme de ti por eso, un error que no puedo remediar pues te has ido y hoy deseo tanto un abrazo tuyo.
Cuatro meses de tu partida
Parece una eternidad, la vida ha seguido día a día sin poder detenerla, pero parece una eternidad sin ti, sin tus llamadas de buenos días, sin tu sopa aguada, sin tus charlas de extraños, sin ti. Yo he seguido sin duda con lo mío, a veces instintivamente pienso en llamarte y un vuelco en el corazón me recuerda tu ausencia, entonces me pongo gris un momento, la melancolía me ataca con recuerdos y lloro un poquito.
Hoy te lloro mucho porque te estoy escribiendo y quisiera gritar de dolor por no tenerte, me desespero y me muerdo las uñas, me tallo los ojos y doy tragos grandes de lágrimas… entonces, despierta el pequeño angelito que duerme a mi lado y regreso a la vida, para ver en él una cara tuya y darme cuenta que sigues aquí cuidándome y siempre lo harás.