José Flores Lara | @jos_1987
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Se cumplen 15 años del lanzamiento del albúm The Libertines. |
En la actualidad, se debe celebrar que haya plataformas musicales como Spotify, Deezer y hasta Napster, pero también se tiene que señalar que la música se convirtió en desechable y pocas canciones y agrupaciones logran ir más allá de ser el "éxito veraniego".
En 2004 apenas comenzaba la voracidad del mundo del ciberespacio y la música, en comparación con la actualidad, llegaba a cuenta gotas. Todavía muchos escuchaban la radio. En ese contexto, un cuarteto de "chicos malos" ingleses, liderados por Carl Barat y Pete Doherty (bocones, borrachos, drogadictos y orgullosos), además del baterista Gary Powell y el bajista John Hassall, irrumpió en las bocinas de los aparatos e ingresó en la efervescente escena del garaje rock o rock revival y le siguió los pasos a la banda, que para muchos, salvó al rock del nu metal y su pose comercial: The Strokes.
El homónimo segundo álbum de The Libertines fue producido por la leyenda Mick Jones, cantante y guitarrista de The Clash y es una obra maestra de 42 minutos llenos de letras crudas, sarcásticas y que resaltan la camaradería que en esos momentos sentían Doherty y Barat.
Pero el disco no tendría una vida fácil. Con Doherty más enganchado en las drogas, su genio fue menguando la creatividad y trajo consigo problemas fuertes con los otros integrantes de la banda, en especial con Carl Barat, al grado que llegó a robarle sus instrumentos para usarlos en su proyecto alterno: Babyshambles.
Aún así, en el disco, la banda se mueve cómoda y sin miramientos desde el rock, el garaje, el punk y un poco de balada. La producción de Jones hace recordar a los dos primeros álbumes de The Clash.
Canciones como Don't be shy, The Saga, What became of the likely y Can't Stand Me Now, devolvieron la autenticidad pero también el peligro del rock como estilo de vida, que The Strokes no tenían, por ser más formales.
Meses después y envueltos en una gira con demasiados altibajos, Barat y Doherty deciden terminar con la banda.
Años después, en 2015, The Libertines deciden reunirse, no sólo para tocar sus viejos éxitos, sino también para hacer buena música. El mundo había cambiado, Spotify domina y pocos escuchan radio. Pero sin duda es este segundo álbum el que posicionó a la banda en un estado de culto e hizo recordar que el rock es atrevimiento, maestría y a veces, mucha pedantería.